PARTIDA PERDIDA.
Al llegar el día y traerte la resaca.
Recuerdas la partida una vez más.
Un destello en la mirada, ahí estuvo la clave.
Las fichas emigraron y ya no volverán.
Muy pocos ases quedan en la manga, tú lo sabes.
Apenas tiempo hay de volver a jugar.
La calle y la noche fueron grandes amigas.
Y grandes ilusiones las que trajeron detrás.
Está claro que nunca hay que tirar la toalla.
Seguiré luchando hasta que al final me vaya.
Los años han pasado, crees que estás fuera de sitio.
La gente ha cambiado mucho alrededor.
Tienes muchos recuerdos escondidos en tu mente.
Cualquier tiempo pasado piensas que fue mejor.
Cuesta trabajo de admitir, la gente pisa fuerte.
Pero echarse atrás quizás sea lo peor.
Hay que mirar hacia delante con más empeño.
Si no, el oleaje te arrastrará a le peor.
Está claro que nunca hay que tirar la toalla.
Seguiré luchando hasta que al final me vaya.
En muchas más ocasiones de lo que creemos, la vida se asemeja enormemente a una partida de póker: unas veces se llevan buenas cartas, otras veces se lleva mala combinación. Otras, llevando buenas cartas, se pierde, y otras, no llevando nada conseguimos llevarnos el gato al agua. Pero lo importante no es ganar o perder, sino siempre estar listo para afrontar cualquier reto que se nos presente.
