NO SABE QUÉ LE PASA.
No sabe si reír, no sabe si llorar
No sabe si sufrir, no sabe si gozar.
No sabe su subir, no sabe si bajar.
No sabe ni vivir, no sabe disfrutar.
No sabe si mentir, o decir la verdad.
No sabe discutir, no sabe razonar.
No sabe si prohibir, o tener libertad.
No sabe ni morir, sólo deambular.
Qué pasa, qué pasa, no sabe qué le pasa.
Tiene guasa esta situación.
Tanta cocaína lo volvió medio tonto.
Tanta anfetamina lo volvió medio tonto.
Tanta ketamina lo volvió medio tonto.
Tanto pegamento lo volvió medio tonto.
No sabe si dormir, o quizás despertar.
No sabe si añadir, no sabe si quitar.
No sabe si aplaudir, o si criticar.
No sabe si combatir, o claudicar.
No sabe desistir, no sabe continuar.
No sabe dimitir, no sabe si triunfar.
No sabe presumir, no sabe qué ocultar.
No sabe si urdir, o dejar de soñar.
Qué pasa, qué pasa, no sabe qué le pasa.
Tiene guasa esta situación.
Tanta heroína lo volvió medio tonto.
Tanto diacepam lo volvió medio tonto.
Tanto LSD lo volvió medio tonto.
Tanto trankimazín lo volvió medio tonto.
Este es un peculiar periplo por el mundo de las drogas, y cómo no, por las tremendas secuelas que suelen ir dejando a su paso. Pero poco se puede hacer al respecto, las sociedades libres es lo que tienen, que quizás no son tan sumamente buenas como en un principio parece.
