LA REDADA.

Estaba en mi pub chateando sin parar.
Con todas las que hablaba, siempre lo mismo me soltaban.
Y un colega llegó a cantarme su canción,
Que se iba con su mujer después de enrollarse con otras tres.
Nos van a pillar, así no se puede jugar.

Cuéntate lo que quieras, pero invítate ya,
Que tengo lo justo y bien atado está.
Me marcho con mi hijo a descansar.
Y con toda la familia, casi ná.

Y es que no, no estamos en el limbo, no.
De la suerte no me fio, no, no, no.

Estaba bien dormido y me despertaron unos ruidos.
Eran un par de tíos, creo que me puedo dar por jodido.
Me tumban en el suelo, sacan las esposas y la placa.
Y se abre la puerta y entran en tromba siete canallas.
Me registran y no encuentran nada,
Sólo siete pollos encima de la barra.

Dos horas después, el más gracioso dijo que había encontrado.
Algo más, pero de dinero ni hablar,
Y le digo que ha sido él quien me la ha metido.
No firmo, soy Evaristo.

Soy Evaristo, vivo entre rejas, era chapista.
Me aplicaron la ley anti-terrorista
Y de mi templo me largaron.