Largas piernas, tacones altos.
Miradas de deseo.
El tiempo pasa despacio.
Disfrutando del momento.
La cerradura está alerta.
Y mira cómo se ríen.
Una mano sobre la puerta.
Y gozando de cuanto dicen.
Ya está aquí, déjalo llegar, déjalo venir.
Un toque de placer hoy por ti, mañana por mi.
Una y otra vez, un regalo sin fin.
Para disfrutar, para siempre seguir.
Las manos sobre la piel.
Las uñas pintadas de rojo.
Un gemido por la espalda.
El pelo sobre la cara.
La cerradura está alerta.
Y mira cómo se ríen.
Una mano sobre la puerta.
Y gozando de cuanto dicen.
Ya está aquí, déjalo llegar, déjalo venir…
La cerradura es un guiño al complejo mundo del "voyeurismo" que tanto puede llegar a gustar como a ocultar. A todo el mundo le gusta contemplar el mundo, pero a través de una "cerradura", para husmear, para regocijarse, incluso, por qué no decirlo, para disfrutar, de una forma algo "distinta", pero disfrutar, porque, al fin y al cabo, es de lo que se trata.
