EL VAGABUNDO.
Miré al cielo con desilusión.
Todo mi mundo se derrumbó.
En un segundo todo cambió.
Negros augurios me apresaron.
¿Por qué es así? Qué maldición.
¿Por qué este fin sin solución?
Triste vagar, pesado andar.
¿A dónde ir? ¿Dónde parar?
¿Por qué este cruel castigo
De no haber meta ni fin?
¿Por qué este sinsentido que es un sin vivir?
¿Por qué llamar a puertas que ya se abrieron?
¿Por qué ir buscando metas que ya se alcanzaron?
Cogí la carretera y me puse a mil.
Quería escapar, quería salir.
Quería vencer, quería huir.
Quería explotar dentro de mí.
Quería respuestas, quería saber.
Más que Dios y eso no puede ser.
Amarga huida y opté por pisar a fondo el acelerador.
¿Por qué este cruel castigo
De no haber meta ni fin?
¿Por qué este sinsentido que es un sin vivir?
¿Por qué llamar a puertas que ya se abrieron?
¿Por qué ir buscando metas que ya se alcanzaron?
Rápida canción dedicada al mundo de la velocidad, a la búsqueda constante de nuevas metas, con lo que ello implica de encontrarnos con puertas cerradas, o con puertas ya abiertas que no suponen nada. Un canto a la inconformidad adornado con unas gotas a aceleración.
