DON NADIE.

Te creíste rey del mundo y sólo eras un pringao más.
Te creíste el mejor y lo tuviste que pagar.
Creías en las puertas grandes por las que no podías entrar.
Y resultó que sólo eran unos ignorantes.

El camino era muy largo.
Te costó enterarte de dónde estuviste.
Y es que al fin te guste o no.
Como todos, tú también eres un Don Nadie.

Envidiabas los paraísos y sólo había ceniceros.
Dónde la gente al salir el sol apagaba las penas y el dolor.
Huías hacia adelante escapando de una pesadilla.
Buscabas una alegría y no estaba en ningún sitio.

Te humillaste otro día más.
Convertiste en arte tu sucia vanidad.
Las envidias y el placer.
Nunca los abandonarás aunque seas un Don Nadie.